«Siempre haciéndonos quedar bien por el mundo».
Así expresaba, en modo 100% sarcástico, la vergüenza ajena que me generaron las comparaciones peyorativas de un presidente argentino respecto a brasileños y mexicanos, durante su encuentro con el presidente de España.
«Menos mal que no necesitamos a los políticos para socializar entre nosotros», me tranquilizó el español con el que dialogaba.
Una frase simple y corta para graficar una idea subyacente más grande: políticos y diplomáticos podrán ser los protagonistas de la agenda internacional; pero el manejo de la política exterior, afortunadamente, no es lo único que determina la relación entre los países.
Embajador responsable
Cada interacción que un ciudadano tiene con personas extranjeras aporta un granito de arena a la construcción de la imagen que su nación tiene ante el mundo. Es una responsabilidad, y la deben asumir todas las personas; hayan emigrado o no de su país de origen.
Esto se debe al contacto con inmigrantes extranjeros que cada uno puede tener en su propio país, y también porque las herramientas virtuales permiten que las acciones de un ciudadano sean conocidas en otras partes del mundo y en forma instantánea.
Lógicamente, esa responsabilidad aumenta con la movilidad geográfica. Principalmente por el turismo, pero sobre todo, con la emigración.
Exportar el país
Un producto es exportado por su potencial intrínseco de ser aceptado en el extranjero. Asimismo, porque su mercado interno puede no ser muy grande y es necesario ampliar escalas. Puede que también porque salir al mundo es un anhelo de quien lo fabrica.
Por análogos motivos, las personas emigran y los factores intervinientes son similares: expectativas, aceptación, adaptación, desarrollo (potencial y real), consolidación.
Las personas son el recurso más valioso de un país. Emigrar es exportar una partecita del país: la cultura, la mentalidad, los valores, las costumbres. Todo ello, para adaptarse al nuevo lugar con la mejor versión de uno mismo.
En las pequeñas y en las grandes cosas
Estas líneas se escriben en una cafetería de argentinos en el distrito Eixample, en Barcelona; mientras se observa a una pareja de españoles recibir una excelente atención de una argentina.
En ese simple acto, de pocos minutos de duración y a miles de kilómetros de distancia de su ciudad de origen, esta compatriota aporta más y mejor a la imagen de su país que los dirigentes supuestamente preparados para representarlo de manera oficial.
Desde luego, no se pueden obviar las acciones de las personas cuyas acciones están en la esfera pública. Pero en ese ejercicio, es necesario hacer a un lado a la clase política de turno, y enfocarse mejor en otros ámbitos y personas.
Los mejores embajadores argentinos de la historia
En 2017, mientras recorría un local de indumentaria cerca del Empire State de Nueva York, un vendedor se acerca para ver qué necesitaba. Al escuchar que mi inglés no sonaba como el de un nativo de esa lengua, me preguntó de dónde era oriundo.
«I am from Argentina.»
«¡Oh, Argentina! ¡Messi! I love Messi. He is the best, the best».
No es necesario destinar líneas para explicar por qué Lionel Messi es uno de los mejores embajadores argentinos de la historia. Basta con detenerse a pensar por qué, apenas escuchó la palabra Argentina, lo primero que a ese vendedor se le vino a la cabeza fue nuestro astro del fútbol.
Es cierto, mucho tiene que ver con estar en la cúspide del deporte más popular del mundo. Pero justamente por eso es aún más necesario destacar otros nombres, igualmente relevantes, pero menos expuestos públicamente.
Fuera del deporte
En su monólogo sobre el cerebro argentino, el genial humorista Enrique Pinti hacía referencia a nuestros grandes científicos que desarrollan cosas increíbles en el extranjero, dejando el nombre de Argentina bien alto a nivel mundial.
Un repaso mental a la velocidad de la luz nos evocaría a René Favaloro, Bernardo Houssay, Federico Leloir, Juan Maldacena y César Milstein. Cinco nombres, tres Premios Nobel. Reconocimiento mundial unánime en el campo de la ciencia y la medicina.
El arquitecto tucumano César Pelli, de gran prestigio y reconocimiento internacional, se destacó con obras extraordinarias en distintas partes del mundo; entre las que cabe destacar a las Torres Petronas, en Malasia.
Esta foto es del Edificio República, diseñado por César Pelli en la ciudad de Buenos Aires. En 2004, tuve la fortuna de conocer personalmente a Pelli en Córdoba Capital, y pedirle que me autografiara esa imagen.
La Guerra del Chaco, que enfrentó a Bolivia y Paraguay hace casi un siglo atrás, contó con la participación de dos argentinos de gran relevancia.
Carlos Saavedra Lamas fue galardonado con el Premio Nobel de La Paz, entre otras cosas, por su mediación para poner fin a ese conflicto. En esa misma contienda, el médico Esteban Maradona (sí, hay otro, y nada que ver con el futbolista) participaría voluntariamente para ayudar a soldados heridos de ambos países.
¿Cómo sería…
…la imagen que los ciudadanos de un país tienen de otro si se dependiera exclusivamente de las circunstanciales relaciones diplomáticas de sus gobiernos de turno?
Todo dependerá de que cada ciudadano haga funcionar su capacidad de discernimiento y libertad de pensamiento para saber mantenerse al margen de las acciones de sus dirigentes políticos, siempre transitorios.
Nota publicada en Octubre 2023 en el portal Trade News (click aquí para ver).
Por Lic. Gino Baldissare
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