Puertos chilenos y peruanos juegan un rol crucial como puerta de salida de las materias primeras mineras de Sudamérica hacia el mundo. Argentina y Bolivia toman parte.
Hacia finales de 2014, en el marco del encuentro de negocios «Innovación Exportadora para Proveedores de la Minería», organizado en Antofagasta por el 40º aniversario de ProChile, el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, destacó que la minería seguirá siendo absolutamente fundamental para su país, gracias al “descubrimiento de nuevos yacimientos, la mejora en las técnicas extractivas y la transición del tajo abierto a las explotaciones subterráneas”.
Sin embargo, también remarcó que “los recursos mineros tienen fecha de vencimiento. Tenemos que pensar en un horizonte estratégico e ir más allá de la explotación de commodities sin valor agregado, ir más allá de ser abastecedores de la cadena global». Y agregó: «es fundamental fortalecer la conectividad con los países vecinos, especialmente en la zona norte de Chile, la región más rica en cuanto a exportaciones».
Las afirmaciones del funcionario chileno, en clara alusión al sector minero y portuario, no aplican sólo para los operadores logísticos y mineras del norte de Chile. También pueden encontrar su realidad ambos sectores en el sur de Perú, completando un póker estratégico el sector minero de Bolivia y Argentina.
Las cuatro naciones citadas tienen como común denominador, en lo que a minería se refiere, una importante demanda en Asia Pacífico. En tal sentido, las terminales marítimas de Arica, Iquique y Antofagasta (en Chile), así como las de Matarani e Ilo (Perú) cuentan con una posición privilegiada, y representan por ello la mejor alternativa para la exportación de productos mineros por vía marítima desde Latinoamérica hacia los grandes consumidores.
En Bolivia, por ejemplo, varias condiciones han llevado a los exportadores de ese país a considerar a Iquique Terminal Internacional (ITI) como el puerto de salida para sus productos. La Región de Tarapacá (Chile) cuenta con una infraestructura vial eficiente que conecta a Iquique con Oruro (Bolivia), siendo de menos de 500 km la distancia que separa ambos puntos. Asimismo, al ubicarse en la misma zona de influencia, los puertos de Ilo y Matarani (Perú) representan una alternativa que compite con Iquique.
Cabe destacar que el Puerto de Matarani se está consolidando como el desembarcadero minero más importante de Perú, gracias a la construcción de nuevas terminales impulsada por importantes proyectos mineros de la región sur. Manuel Carrillo, directivo del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran), indicó que el Terminal Internacional del Sur (Tisur) ofrecerá un moderno sistema de recepción, almacenamiento y embarque de minerales.
Con una capacidad de lanzamiento de 2.300 toneladas por hora, servirá principalmente para el traslado de concentrados de cobre de la minera europea Xstrata Copper, específicamente de su nueva mina Las Bambas en las provincias de Cotabambas y Grau (departamento de Apurímac). Además, se movilizarán los minerales que producirá la ampliación de la mina de la Sociedad Minera Cerro Verde, cuyo principal accionista es la estadounidense Freeport McMoran, y que estima llegar a una capacidad de procesamiento de concentrados de 360 mil toneladas.
En Argentina, por su parte, cabe destacar que la producción minera del NOA (Noroeste Argentino) se ubica, en promedio, a más de 1.500 km del Puerto de Buenos Aires, mientras que debe transitar entre 500 y 700 kilómetros hacia la costa de la región de Antofagasta. Tal es el caso de la firma canadiense First Quantum Minerals, que tiene en desarrollo el proyecto Taca Taca en la provincia argentina de Salta, para producir anualmente unas 250.000 toneladas de concentrado de cobre.
Al respecto, Hernán Cortés, funcionario del gobierno de Antofagasta, comentó que “los proyectos mineros en las provincias argentinas de Jujuy, Salta y Catamarca, más el relativamente pronto funcionamiento del Ferrocarril Salta-Antofagasta, son hechos que confluyen para lograr estos objetivos” de integración, facilitando la generación de cargas de retorno. En ese sentido, Cortés destacó además que por los puertos regionales actualmente se importan para las mineras argentinas desde maquinarias y equipos hasta diversos insumos.
Otro ejemplo argentino es el de la Mina Pirquitas (de Silver Standard Resources), radicada en la Provincia de Jujuy, que extrae plata y zinc, y sus operaciones de exportación se realizan en parte por Chile y en parte por Buenos Aires. La ubicación de sus clientes en el mercado asiático, sumada a ventajas de costos y menores tiempos de tránsito, los llevó a desarrollar los puertos de Angamos, Antofagasta y Arica, en el norte chileno, como vía de salida para sus productos.
El Puerto Mejillones, al norte de Antofagasta, no se mantiene al margen de esta realidad. Gabriel García Huidobro, gerente general, asegura que están en condiciones de ofrecer servicios de excelencia para canalizar la producción minera argentina hacia Asia Pacífico. El ejecutivo mencionó que están desarrollando inversiones por más de USD 150 millones para captar cargas a granel (tales como el concentrado de cobre), además de destacar las inmejorables condiciones de la bahía de Mejillones.
Sin lugar a dudas, la integración logística es un punto clave para los importantes proyectos mineros que se están desarrollando en Chile, Perú, Bolivia y Argentina. En conjunto, y dada la visión de largo plazo que caracteriza a la actividad minería, generan una sinergia que favorece las economías de escala en el uso de la infraestructura, y la sustentabilidad de las inversiones en materia logística.
Nota publicada en la edición de Agosto 2015 de la Revista Logística y Transporte, de Perú. Click aquí para descargar.
Por Lic. Gino Baldissare
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